Línea directa al corazón

Un equipo de cardiólogos liderados por el Profesor Ron Kornowski de la UTA desarrolló un innovativo procedimiento de terapia genética para el tratamiento de pacientes con graves dolencias coronarias.

Dr. Ran Kornowski
Dr. Ran Kornowski

Un experto en cardiología de la UTA lideró un grupo de especialistas que aplicó terapia genética para mejorar el flujo sanguíneo en el corazón de un paciente que sufre de anormalidades arteriales coronarias.

La operación de dicho paciente, de 68 años, es la primera fase de un experimento clínico internacional en el cual participó más de una decena de hospitales y abarcó a 130 pacientes cuidadosamente seleccionados.

La innovativa técnica fue desarrollada por el Prof. Ran Kornowski, de la Facultad Sackler de Medicina, de la UTA, Director del Instituto de Cateterización Cardíaca del Centro Médico Rabin, afiliado en la UTA, con la asistencia del Dr. Shmuel Fucks, del mismo Centro Médico. El Prof. Kornowski señala que es la primera vez que se aplica terapia genética en el ámbito de la cardiología en Israel. «Espero que con ello hayamos iniciado un nuevo enfoque en la investigación del tratamiento de pacientes con problemas cardiológicos agudos».

Las enfermedades arteriales coronarias afectan a unos 30 a 50 millones de pacientes en todo el mundo; ocho millones de ellos mueren anualmente como consecuencia de arterias bloqueadas e insuficiencias cardíacas diversas. En Israel ocurren unos 10,000 eventos cardiológicos por año. La angioplastía ayuda a abrir arterias bloqueadas en la mayoría de los pacientes, pero entre 5 y 10% de los pacientes no responden adecuadamente a este tratamiento o a intervenciones quirúrgicas. La técnica de transferencia genética está destinada a estos pacientes crónicos.

«La terapia genética es considerada como un gran desafío para los investigadores en diversos campos de la medicina, y nosotros hemos estudiado el tema durante varios años con gran interés antes de decidirnos a realizar este experimento clínico que combina el mundo de la cardiología con las técnicas de transferencia genética», dice el Prof. Kornowski después de haber implementado exitosamente el tratamiento experimental.

El gen del factor del crecimiento

El procedimiento implica la inyección del gen responsable del factor de crecimiento vascular endolatelial (VEGF), el agente estimulador del desarrollo de conductos sanguíneos, directamente al corazón del paciente. La materia inyectada es producida por la compañía norteamericana GenVec. Los científicos utilizan como «conductor genético» un virus desactivado tratado por medio de ingeniería genética para asegurar que no cause daños y que conduce el gene del factor de crecimiento directamente al sitio relevante en el corazón. «El gen debe actuar como productor temporario de una substancia que contribuye al mejoramiento del flujo sanguíneo en el corazón y que, así esperamos, mejorará la condición del corazón tanto en situación de reposo como en ocasiones de esfuerzo», agrega el Prof. Kornowski.

El primer experimento fue realizado en un paciente masculino que sufría de una severa angina pectorial, previamente operado del corazón en dos oportunidades y que no reacciona ante tratamientos medicinales. Los cirujanos utilizaron un catéter especial y dispositivos de mapeo tridimensional para transportar los genes a doce puntos específicos en el corazón.

El paciente se mantuvo despierto durante la intervención, no sufrió de ningún dolor y fue liberado del hospital al día siguiente en perfecto estado. El Prof. Kornowski advierte, sin embargo, que se requiere cierto tiempo para saber los efectos exactos del procedimiento y la validez del experimento clínico.

El éxito del tratamiento será medido por medio de diversos factores, como por ejemplo los resultados de ejercicios físicos, exámenes cardiológicos nucleares, la severidad de síntomas de dolor en el pecho, el consumo de píldoras de nitroglicerina, exámenes ecocardiográficos y el mejoramiento general del paciente.

Kornowski y Fuchs iniciaron la idea del transplante de genes hace aproximadamente siete años junto con un equipo de investigadores de la UTA. Durante este período comenzó la colaboración con GenVec and Cordis, una compañía dependiente de Johnson & Johnson.