Mi experiencia en TAU

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“¿Te vas a ir a estudiar a Israel?”, “¿Oye, pero por qué te vas hasta allá?”, preguntas como estás fueron el común denominador en torno a mi decisión de estudiar mi maestría en la Universidad de Tel-Aviv.

Las nuevas generaciones tienen una gama impresionante de opciones para estudiar un posgrado. Se trata de un abanico de posibilidades gigantesco: desde estudiar un posgrado de alta calidad en México, hasta encontrar un programa u oferta académica atractiva en prácticamente cualquier parte del mundo.

En mi caso, llamó mi atención el LL.M. que ofrece la Buchmann Faculty of Law de la Universidad de Tel-Aviv, pues permite identificar los nuevos retos del derecho en el marco de las tecnologías de la información y comunicaciones; así como diversos cursos de derecho internacional y negocios.

Mi primer acercamiento con la Universidad fue a través de su oficina de admisiones, que desde el primer momento me motivaron a presentar mi solicitud de admisión y formalizar mi candidatura.

Busqué opiniones y puntos de vista en torno a la posibilidad de estudiar en Israel, poco a poco me fui nutriendo de su historia, su galopante desarrollo tecnológico, así como su sólida edificación como una opción académica seria. En esa tesitura, decidí agrupar los documentos necesarios y postularme a la Maestría en Derecho de TAU, un programa completamente en inglés, que reúne a estudiantes de diversas partes del mundo, y profesores altamente calificados, tanto del personal docente de la propia Universidad, así como profesores visitantes de diversas casas de estudios de Europa y Estados Unidos.

Al llegar a Israel me fascinó encontrar y experimentar varios elementos que si bien había podido leer previamente o que algunos conocidos me habían compartido, no los había vivido de primera mano: la comida que puedes encontrar, propia de una tradición culinaria del medio oriente; empezar la semana el domingo y terminarla el  jueves (que al principio parecía algo tan inusual pero poco a poco te acostumbras), lo horizontalidad de la sociedad, que se refleja en la ausencia del pronombre “usted” en hebreo, por ejemplo, o incluso por la forma tan poco solemne de vestir de profesores y alumnos por igual; así como la importancia del servicio militar y su debido cumplimiento, observado tanto por hombres como mujeres.

Los cursos a lo largo de la maestría me permitieron intercambiar puntos de vista no solo con los compañeros de mi generación, provenientes de diversas latitudes del mundo – lo cual ya de entrada es bastante beneficioso – sino también apreciar y discutir con estudiantes israelíes, pues en la gran mayoría de las clases ellos también podían inscribirse y tomar el curso como materia optativa.

Imaginen la ventaja y lo espectacular que es poder discutir, por ejemplo, la libertad de expresión en redes sociales por parte de servidores públicos, pero desde diversas aristas: su tratamiento judicial en el Reino Unido o Francia, algún fallo de la Suprema Corte de Israel al respecto, la postura desde la academia jurídica en Italia, la propuesta de su regulación en Brasil, o el activismo desde la sociedad civil que se ha dado en México o Argentina.

Creo que el valor agregado de una maestría en el extranjero es precisamente la gente que conoces y los conocimientos que ahí desarrollas. Desde el primer día, Israel me dio una oportunidad cultural enorme, y la Universidad de Tel-Aviv una oferta académica única.

A mi regreso a México, realicé sin problema la equivalencia de mis estudios de Maestría ante la SEP, me contrataron en el sector público y también me desempeñó como profesor de asignatura.  Ser egresado de TAU es ahora parte indispensable de mis credenciales académicas y profesionales y es algo de lo que me siento muy orgulloso.

Considero esta etapa en mi vida académica y personal como un gran acierto. Si tuviera la oportunidad de volver a elegir, es un hecho que volvería a optar por TAU.

Me parece crucial y sumamente valiosa la labor que realiza AMIGOS DE LA UNIVERSIDAD DE TEL AVIV MÉXICO, A.C., estoy seguro que es la mejor manera de hacer llegar la oportunidad académica y cultural que ofrece TAU a las y los estudiantes de México. También considero que los egresados de TAU tenemos que apoyar esta encomienda, difundiendo nuestras experiencias y motivando a que más mexicanos puedan vivir una etapa de formación académica como la nuestra.