La interrupción del embarazo podría afectar los subsiguientes, de acuerdo con un informe de la UTA

Los investigadores afirman que basta con tan solo un incidente de aborto, espontáneo o no, como para que tenga repercusiones en los embarazos posteriores.

Tel Aviv. Es bien sabido que toda mujer con un historial de abortos, espontáneos o no, probablemente corra un riesgo mayor de tener complicaciones en los embarazos subsiguientes. Tal vez sufra de sangrado vaginal durante el comienzo del embarazo, de complicaciones relacionadas con la placenta, o de que el bebé nazca antes de término o tenga bajo peso al nacer. Se le suele recomendar a este grupo de mujeres que tomen precauciones adicionales para asegurarse de que los próximos embarazos sean saludables y lleguen a término completo.

Una nueva investigación de la UTA, publicada en el Journal of Maternal-Fetal and Neonatal Medicine, demuestra que basta con un solo incidente de aborto como para que este afecte los siguientes embarazos de la mujer. El estudio sugiere que las mujeres que sufrieron una única pérdida de embarazo tienen cerca de un 30 % de probabilidades de sufrir complicaciones en los siguientes embarazos, comparadas con aquellas mujeres que jamás sufrieron la pérdida de un embarazo o tuvieron un aborto.

De acuerdo con esta investigación, aquellas mujeres que perdieron el embarazo durante el primer trimestre en algún momento de su historia médica correrían un riesgo más grande de necesitar cesárea, inducción al parto, y de que la placenta les quede retenida. El estudio fue dirigido por el doctor Lirán Hiersch y el profesor Yariv Yoguev, de la Facultad de Medicina «Sackler» de la UTA y el Hospital de Mujeres Helen Schneider del Centro Médico «Rabín», Petaj Tikva, Israel.

Los estudios anteriores estaban errados, afirman los investigadores

En un análisis retrospectivo de 15.000 partos en el centro Médico «Rabín» durante los últimos cinco años, los investigadores compararon el resultado de los embarazos de las mujeres nulíparas -quienes sufrieron una sola interrupción previa en el primer trimestre- con el de aquellas que eran primigrávidas, mujeres que quedan embarazadas por primera vez sin abortos ni partos previos.

De acuerdo con los investigadores, los estudios anteriores -que analizaban cómo la pérdida de un embarazo afectaría el resultado del embarazo subsiguiente- partían de premisas equivocadas. Por caso, comparaban el resultado de las mujeres que nunca antes habían parido con los de aquellas cuyo primer embarazo concluía con un parto normal.

«Se considera que un historial de parto normal protege contra resultados adversos, por lo que este grupo ya tenía una ventaja con respecto a las mujeres que anteriormente habían perdido un embarazo», afirma el doctor Hiersch, quien se limitó a analizar a las mujeres que tuvieron a su primer hijo y a compararlas con aquellas que habían tenido un único embarazo o ninguna pérdida en el pasado. «Esta, creo, es la ventaja principal de la metodología de nuestro estudio en comparación a los informes anteriores».

«Es importante hacer hincapié en el hecho de que la pérdida de un embarazo es evento muy habitual incluso durante los años reproductivos de la mujer. En la mayoría de los casos, esto no afecta ni la fertilidad ni el resultado de futuros embarazos», prosigue el doctor Hiersch. «Además, si bien descubrimos que una única pérdida del embarazo está asociada con un riesgo aun mayor de sufrir resultados adversos en los embarazos subsiguientes, el efecto es menor. Nuestros hallazgos deberían tomarse en cuenta, junto con otros parámetros, a la hora de evaluar el riesgo de que haya resultados adversos».

«Tenemos la esperanza de que este estudio se sume a la evaluación de riesgos usuales», señala Hiersch. «Los doctores deberían saber que hay otro factor que ha de tomarse en cuenta cuando se acompaña a una mujer antes del parto». Los investigadores planean un estudio prospectivo de grandes dimensiones sobre este tema.