El tratamiento computarizado podría combatir los síntomas de Desorden de Estrés Post Traumático

Investigadores de la UTA, el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos y la Universidad de Creighton diseñan un programa de formación computarizado con el fin de poner coto a un síndrome que debilita a los veteranos.

Tel Aviv. Entre un 10 y un 15 % de los veteranos de guerra luchan con heridas invisibles al ojo humano: el estrés postraumático. Estas vidas están plagadas de síntomas debilitantes: insomnio, recuerdos, depresión, ansiedad, culpa y presión omnipresente. Si bien no existe una cura para el Desorden de Estrés Postraumático –DEPT-, la terapia cognitivo-conductual, que vuelve a procesar en forma activa los eventos traumáticos para reducir los síntomas, se vio coronada por cierto éxito.

Un nuevo estudio hecho por investigadores de la UTA, la Universidad Creighton en Omaha, Nebraska, y el Instituto Nacional de Salud Mental sugiere la necesidad de adoptar un enfoque completamente nuevo a la hora de tratar el DEPT. La investigación analiza un programa de computación que puede aliviar los síntomas del DEPT reduciendo las fluctuaciones de atención a las amenazas percibidas. Esta investigación fue publicada en el American Journal of Psychiatry, y se hizo en equipo con el doctor Yair Bar Haim, director de la Escuela de Ciencias Psicológicas de la UTA y director del laboratorio para la Investigación del Trauma y la Ansiedad de la UTA, el doctor Daniel Pine de la División de Desarrollo y Emoción del Instituto Nacional de Salud Mental, y el doctor Amy Badura-Black, del departamento de Psicología de la Universidad Creighton.
«Este enfoque es totalmente diferente de los tratamientos anteriores», afirma el doctor Bar Haim. «Tenemos un enfoque ascendente». «Nuestras metas son procesos básicos, cognitivos de nivel de atención. Tratamos de normalizar y regular este sistema conductual asignando tareas de computación muy sencillas y volviendo a entrenar la red neurológica para alcanzar un mejor equilibrio entre la atención a las amenazas y la evitación de estas».

«Nuestros resultados son promisorios», informa el doctor Bar Haim. «El programa logró una reducción significativa en los síntomas severos de DEPT, con una tasa de éxito similar a la terapia cognitivo-conductual».

El sistema humano de monitoreo de las amenazas

De acuerdo con Bar-Haim, los seres humanos tienen un «sistema de monitoreo de amenazas», que fluctúa permanentemente, generando respuestas a amenazas potenciales en el ambiente y anulando las reacciones ante estímulos que no resultan amenazantes.

En el programa de entrenamiento por computadora, en la pantalla aparecen dos estímulos –uno amenazante y otro neutral-, seguidos de un objetivo –flecha- que apunta a la derecha o a la izquierda. Los investigadores esperan volver a entrenar la red neuronal del paciente para que este vuelva a ser dueño de un equilibrio entre la evitación de las amenazas y la alerta frente a estas. El tratamiento comprendió de cuatro a ocho sesiones de entrenamiento, que duraban entre 10 y 15 minutos.

«Cuando hay DEPT, el sistema es un caos, con grandes fluctuaciones entre la vigilancia ante las amenazas por un lado y la evitación de estas por el otro», señala Bar Haim. «Este flamante y promisorio tratamiento contra el DEPT apunta a un mecanismo neurocognitivo que actúa de mediador en el sistema, y modifica los patrones de atención desordenados. Si se puede influir sobre este sistema, tal vez sea posible actuar sobre otros síntomas del DEPT».

De manera implícita, el entrenamiento enseña a los participantes que los estímulos de amenaza no revisten mayor importancia cuando se trata de llevar a cabo una tarea específica que les demanda el mismo grado de atención tanto frente a estímulos amenazantes como a neutrales. El estudio estableció que el programa de entrenamiento disminuye los síntomas al reducir la variabilidad en la atención.

¿Una red (global) de seguridad para los veteranos?

Para el propósito de este estudio, los equipos de investigadores de la UTA y de la Universidad Creighton hicieron ensayos paralelos probando el programa con veteranos de guerra de Israel y de los Estados Unidos. El resultado fue el mismo en ambos grupos.

«Nuestro tratamiento rentable podría algún día estar disponible por Internet», afirma Bar Haim. «Se necesitaría un psicólogo para hacer el diagnóstico y monitorear el tratamiento, pero la terapia en sí misma se podría administrar vía Internet o con breves visitas a la clínica».
Los investigadores siguen explorando el efecto del programa en muestras más grandes en Israel y los Estados Unidos.