La UTA, junto a investigadores internacionales que descubrieron las primeras evidencias de agricultura en el Cercano Oriente

La colaboración internacional da con pruebas de las primeras prácticas de cultivo a pequeña escala.

Tel Aviv. Hasta la fecha, los investigadores creían que la agricultura fue «inventada» hace unos 12000 años atrás en la Cuna de la Civilización -Irak, el Levante, partes de Turquía e Irán- un área que fue hogar de algunas de las primeras civilizaciones conocidas. Un nuevo descubrimiento -hecho gracias a la colaboración de investigadores de la UTA, la Universidad de Harvard, la Universidad Bar Ilán y la Universidad de Haifa- ofrece la primera evidencia de que el intento de cultivar plantas empezó mucho antes, hace unos 23000 años.

El estudio se centra en el descubrimiento de las primeras especies de hierbas en el sitio de un campamento humano sedentario a orillas del Mar de Galilea. Se lo publicó en PLOS ONE y fue dirigida por el profesor Ehud Weiss de la Universidad Bar Ilán, en colaboración con el profesor Marcelo Sternberg, del departamento de Biología Molecular y Ecología de las Plantas de la Facultad de Ciencias de la Vida de la UTA y el profesor Ofer Bar-Yosef, de la Universidad de Harvard, entre otros colegas.

«Si bien la agricultura a escala natural no se desarrolló hasta mucho más tarde, nuestro estudio demuestra que la plantación de prueba empezó mucho más temprano de lo que antes se suponía, y eso nos da un motivo para volver a reflexionar sobre las capacidades de nuestros ancestros», afirma el profesor Sternberg. «Aquellos ancestros primitivos eran más inteligentes y más habilidosos de lo que sabíamos».

Evidencia entre las hierbas

Si bien se considera que las malezas son una amenaza o una molestia para la agricultura, su presencia en el sitio del campamento del pueblo Ohalo II reveló los signos más antiguos del cultivo de prueba de plantas, unos once milenios antes de las ideas convencionales acerca del inicio de la agricultura.

Se encontró material de planta en el emplazamiento de los Ohalo II, que era un pueblo pescador, recolector, y que además estableció un campamento humano sedentario. El sitio estaba extraordinariamente preservado debido a que estaba carbonizado, cubierto por sedimento del lago y sellado en condiciones de bajo oxígeno, ideal para la preservación de material de planta. Los investigadores examinaron las especies de hierbas a fin de encontrar signos morfológicos de cereales de tipo doméstico y de herramientas de cosecha, si bien su presencia en sí misma ya constituye evidencia de agricultura temprana.

«Este singular sitio preservado constituye uno de los mejores ejemplos arqueológicos del mundo sobre la forma de vida de los cazadores recolectores», afirma el profesor Sternberg. «Fue posible recuperar una gran cantidad de información sobre el sitio y sus habitantes».

«Dado que las hierbas prosperan en campos cultivados y en suelos perturbados, la presencia significativa de hierbas en ensamblados arqueobotánicos que se obtienen de sitios y asentamientos neolíticos es ampliamente considerada como indicador de plantación sistemática», de acuerdo con el estudio.

Recolectores tempranos

El sitio alberga los restos de seis refugios y una colección de plantas particularmente rica. Después de recuperar y examinar cerca de 150.000 especímenes de plantas, los investigadores establecieron que los primeros humanos habían recolectado más de 140 especies de plantas. Estas incluían 13 especies conocidas de hierbas mezcladas con cereales comestibles, como la espelta, la cebada, y la avena silvestres.

Los investigadores encontraron una pieza de moler -herramienta de piedra con la que se extraían los gránulos de cereal- y también semillas repartidas alrededor de este instrumento, lo que refleja que los granos de cereal eran procesados para su consumo. La gran cantidad de cereales que muestran diversos tipos de marcas en las semillas señalan la probabilidad de que estos crecían en los campos, y la presencia de cuchillas de hoz indica que estos humanos planeaban en forma deliberada la cosecha de cereal.

Este nuevo estudio ofrece evidencia de que los humanos primitivos claramente se manejaban con un conocimiento básico de la agricultura y, tal vez, lo que es todavía más importante, demostraban tener la capacidad de anticiparse y de practicar la agricultura extensiva mucho antes de lo que se pensaba.