Los diabéticos que se saltean el desayuno se infligen picos peligrosos de azúcar en sangre

Las personas que padecen de diabetes de tipo 2 y que «ayunan» hasta el mediodía se enfrentan a consecuencias que duran todo el día, afirma un investigador de la UTA.

Tel Aviv. Cada vez más estadounidenses ajetreados se saltean la «comida más importante del día» y no comen hasta el mediodía. Esta tendencia a perderse el desayuno está asociada a la creciente epidemia de obesidad y problemas cardiovasculares en los Estados Unidos, y posiblemente también ponga en riesgo la salud de los diabéticos.

Se sabía muy poco acerca de los efectos que tenía el hecho de saltearse el desayuno en la salud de los diabéticos, hasta ahora. Un nuevo estudio de la UTA revela el gran impacto que tiene esta costumbre en los diabéticos de tipo 2. «Ayunar» hasta el mediodía desata altos picos de azúcar en sangre (hiperglucemia posprandial) y daña la respuesta de los diabéticos de tipo 2 a la insulina por el resto del día, de acuerdo con los investigadores.

El estudio fue hecho por la profesora Daniela Jakubowicz, de la UTA, el profesor Julio Wainstein, de la Unidad de Diabetes del Centro Médico «Wolfson», el profesor Oren Frey, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y el profesor Bo Ahrén, de la Universidad de Luna, en Suecia. Hace poco fue publicado en Diabetes Care y presentado en el encuentro de la Asociación Estadounidense de Diabetes en Boston en junio del 2015.
¿Acaso es la comida más importante para los diabéticos?

«A pesar de que muchos estudios ya demostraron los beneficios de un desayuno calórico alto para la pérdida de peso y para la regulación el metabolismo de la glucosa, se sabía muy poco del efecto que tiene el saltearse el desayuno en los picos de glucemia después de las comidas por el resto del día», afirma la profesora Jakubowicz. «Resulta muy significativo que, para aquellos individuos con diabetes de tipo 2, la omisión del desayuno esté relacionada con un aumento significativo de los picos de azúcar por el resto del día, así como del HbA1C, el cual representa los niveles promedio de glucosa en los tres meses anteriores».

El estudio clínico se hizo en 22 pacientes con diabetes de tipo 2 con un promedio de 56.9 años de edad, con un Índice de Masa Corporal media de 28,2 kg/m2. Durante dos días, los participantes consumieron precisamente la misma cantidad de calorías y la misma comida equilibrada para el desayuno y la cena: leche, atún, pan y una barra de chocolate para el desayuno. La única diferencia era que en el primer día desayunaron y en el segundo ayunaron hasta el mediodía.

«Planteamos la hipótesis de que la omisión del desayuno no era sana, pero resultó sorprendente ver un alto grado de deterioro en el metabolismo de la glucosa porque los participantes se abstuvieron de desayunar», afirmó la profesora Jakubowicz. Los investigadores encontraron que los participantes experimentaron picos extraordinarios de glucosa de 268 mg/dl después del almuerzo y de 298 mg/dl después de la cena en el día en que se saltearon el desayuno, en contraste con los 192 mg/dl y los 215 mg/dl después de comer el mismo almuerzo y la misma cena respectivamente en el día que sí desayunaron.

«Esto quiere decir que reducir la cantidad de almidón y de azúcares en el desayuno y en la cena no tiene efecto en la reducción de los niveles elevados de glucosa si los individuos que padecen de diabetes también se saltean el desayuno», explica la profesora Jakubowicz.

De acuerdo con los investigadores, las células pancreáticas beta, productoras de insulina, pierden la «memoria» debido al período prolongado entre la cena y el almuerzo del día siguiente. En otras palabras, se «olvidan» de la función que les corresponde. Por lo tanto, lleva un tiempo adicional después del almuerzo para que las células beta se recuperen, lo que provoca respuestas de insulina pequeñas y retrasadas que producen un incremento exagerado en los niveles de glucosa en sangre durante el resto del día. Otro factor radica en que el hecho de desayunar aumenta los ácidos grasos de la sangre, lo que hace que la insulina no sea efectiva a la hora de reducir los niveles de glucosa.

«A la vista de nuestro estudio, recomendamos fervientemente que los diabéticos de tipo 2 no se salteen el desayuno, porque esto provoca grandes daños a la función de las células beta y produce altos niveles de azúcar, incluso si no comen de manera excesiva en el almuerzo y la cena», afirma la doctora Jakubowicz. Los investigadores piensan llevar a cabo otro estudio similar en pacientes con diabetes de tipo 1, los que requieren tratamiento diario con insulina.